martes, 29 de septiembre de 2015

La Mar de Letras


Os dejo la reflexión de mi visita ayer a La Mar de Letras...





Hoy por fin he podido estar en la librería que nos recomendó Irune y la experiencia ha sido maravillosa.
Como un niña pequeña ansiosa por conocer la librería, estaba en la Calle Santiago nº 18 a las 16:45, tal y como me esperaba estaba cerrada y no abrirían hasta las 17:00.
Nos fuimos juntando algunas personas esperando la apertura, la cual se retrasó hasta las 17:15 porque le había surgido un imprevisto a la librera.

Todos los que allí esperábamos con un mismo objetivo, comenzamos una conversación muy amena sobre la educación, sobre el valor de la lectura…etc.
Sin duda lo más entrañable de la conversación fue un señor mayor que iba a comprarle un libro a su nieto (esta vez lo quería de dinosaurios).
Nos comentaba que él tuvo muy difícil el acceso a la lectura (todos sabemos que tiempos corrían en España antes) y no quería que su nieto se privase de algo tan valioso…
Aún escribiéndolo ahora, un escalofrío me recorre el cuerpo y no puedo evitar esbozar una sonrisa de recordar a este señor entrañable.

Pocos minutos después la espera se terminaba y La Mar de Letras abría sus puertas.

Desde el principio me gustó todo, esas puertas de madera maciza rojas llenas de libros, pero al entrar mi excitación iba creciendo…
Una tienda chiquitita como bien dijo Irune, impregnada de color de las portadas de los libros que en las estanterías esperaban, con el olor característico a papel que tanto se echa de menos.
Tras saludar a la librera comencé a sumergirme en el mundo de los libros infantiles, ordenados cuidadosamente.

Mi sorpresa fue cuando descubrí que la librería no era solo lo que había visto hasta ahora, ¡Había más!
Otra planta en el piso inferior igual de maravillosa que la planta de arriba.
Bajé las escaleras y sumergida en el mundo de la imaginación comencé a centrar mi búsqueda.
Enseguida obtuve sabios consejos y un gran asesoramiento sobre lo que me podía gusta, y como era de esperar no pude llevarme sólo uno.

No me quiero enrollar mucho mas (de lo que ya lo he hecho) pero quiero dar las gracias a Irune por darnos a conocer este lugar y a las personas que mantienen estos maravillosos rincones y que realizan su trabajo con alegría, dedicación y motivación.

Hoy he vuelto a sentirme como una niña cuando me regalaban un libro y me temblaban las manos de los nervios por empezar una nueva aventura.
Me ha producido una nostalgia que pocas veces había sentido y de la que a partir de ahora a menudo sentiré gracias a La Mar de letras.





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