Hace muchos años en un país lejano, se alzaba un castillo
precioso, rodeado de inmensos árboles y acompañado de un gran lago donde la
nieve de las montañas se convertía en agua cristalina.
Nuestra princesa se llamaba Alma.
Por las mañanas asistía a clases en palacio, por las
tardes jugaba con su querido perrito y así, pasaban los días…
La princesa creció contenta y feliz con sus padres, éstos
intentaban pasar el máximo tiempo posible junto a la princesa, jugaban en la
nieve, tomaban leche y pastas en la merienda…
Pero un día esta felicidad se truncó, el Rey se puso
enfermo y murió, no sin antes hacerle una petición a la princesa.
La casa real había confeccionado dos vestidos, bajo
petición del rey antes de que naciese la princesa.
Estos vestidos, uno tan plateado como la luna y otro tan
dorado como el sol para el rey tenía un objetivo, les sería entregados a la
princesa cuando ésta fuese mayor de edad.
El plateado como la luna podría ponérselo en el baile de
pedida de mano y el dorado como el sol el día de su boda y así se lo comunicó
el rey a la princesa antes de morir.
Además le dio un saquito con tres amuletos, un trébol de
cuatro hojas, un colgante con forma de espada y cubierta de rubíes y su alianza
de matrimonio.
Alma guardó todo esto en el escondite secreto de su
habitación para que estuviese seguro.
Nuestra princesa y su madre pasaron unos días muy
tristes, no encontraban consuelo a su dolor, solamente los mimos que les deba
Buli a veces conseguía sacarles una sonrisa.
Fueron pasando los meses y la reina comenzó a viajar
mucho, a gastarse las inmensas fortunas que disponía y a dejar de lado a
nuestra querida princesa.
Ésta, atónita comenzó a pensar que su madre se había
vuelto loca, pero las cosas no hicieron mas que empeorar.
Cada día la relación con su madre era más tensa, no
conversaban ni hacían nada juntas, lo que hacía a la princesa entristecer y
llorar en su cuarto cada día.
Nuestra princesa intentó todo por recuperar a su madre pero
las cosas no mejoraban, hasta que un día su madre la llamó para hablar con
ella. Alma se alegró pues pensaba que había llegado el arrepentimiento y que le
pediría perdón, pero estas suposiciones estaban muy lejos de la realidad…
Su madre le informó que iba a volver a contraer
matrimonio con un rey viudo, el más rico del mundo. Alma no entraba en su
asombro, era consciente de que esto empeoraría las cosas más aún y que su madre
tal y como ya vaticinaba se había vuelto loca.
Para colmo la reina pidió a la princesa que se casara y
así asegurar la corona a lo que la princesa en principio se negó.
La princesa salió corriendo hacia su cuarto, allí se
encerró y comenzó a pensar…
Alma no quería perder a su madre y por ello debía hacer
algo para que volviese a ser la de antes, esa madre que la ofrecía libertad de
elección en todo momento, necesitaba que entrase en razón.
Decidió que hablaría con ella y que aceptaría con una
condición.
Su futuro marido sería quien le entregase la joya más
preciosa con los diferentes tipos de brillantes que existieran…
Su madre la miró incrédula, y le dijo que era
prácticamente imposible…
Alma dijo que si algo se desea, se lucha con fuerza por
conseguirlo. Y así fue, su madre mandó un comunicado a todos los reinos del
mundo con la información necesaria para pretender a su hija.
Después de muchos meses, los temores de Alma se habían
hecho realidad.
Su madre subió a su cuarto, le informó que ya había
pretendiente con una joya tal y como ella había pedido. Alma se entristeció, su
madre no había cambiado de opinión y seguiría adelante con sus objetivos.
“Acepto, pero para el enlace necesito un vestido
radiante, en cuanto lo tenga, me casaré con el joven que me ha entregado la
joya.”
Su madre aceptó de nuevo, y notificó la petición de la princesa al pretendiente.
Alma sabía que esto sería más sencillo de conseguir y que
el tiempo no haría recapacitar a su madre.
Preparó una bolsa donde metió los dos vestidos que le
había regalado su padre, el saquito con los amuletos, su libro favorito y el
abrigo de toda clase de pieles con el que su padre iba de caza para protegerse
de las bajas temperaturas .
Se apresuró a la cocina, se despidió de Buli, su fiel
compañero, y atravesó las puertas del palacio huyendo.
Nuestra princesa caminaba por el día ya que el bosque era
muy oscuro y por las noches buscaba cobijo en alguna cueva o árbol grande.
Alma comenzaba a estar cansada, cada día le costaba más
andar, el estómago no le dejaba de rugir de hambre y las piernas le iban flaqueando,
además el frío no ayudaba. Menos mal que tenía el abrigo de toda clase de
pieles de su padre.
Al sexto día de huida la princesa casi ya desfallecida se
escondió en una cueva de tamaño mediano que encontró en el camino, con el
riesgo de que algún animal feroz pudiese encontrarla pero no le dio tiempo a
pensar ya que el cansancio hizo que se quedara dormida.
A la mañana siguiente se despertó al oír un ruido, Unos
perros comenzaron a ladrar, los ruidos cada vez eran mas cercanos, ¡¡la habían
descubierto!!.
En la entrada de la cueva vio a un chico moreno, alto y
con botas de montar a caballo.
Aunque Alma se quedó inmóvil dentro de la cueva el
apuesto chico la vio y le aseguró que no le haría daño.
El joven intrigado por lo que el pensaba que era un
“animalito asustado” al que no veía la cara estiró el brazo tendiéndoselo a
Alma.
La princesa salió del escondite, y se subieron a un
carro.
El joven la miraba atónito ya que no conseguía verle la
cara.
“Te llevaré a un sitio seguro” dijo el joven a Alma.
Alma aunque recelosa aceptó, confió en el muchacho y
emprendieron la marcha.
Unos minutos mas tarde el sonido de una corneta inquietó
al muchacho.
“Me llaman, debo irme” comentó. “El cochero te acercará a
un sitio seguro”.
“ ¿Te volveré a ver?” preguntó a la princesa.
“Necesito alejarme de aquí, si el destino así lo quiere
nos volveremos a encontrar” dijo la princesa.
Poco después Alma perdió de vista al joven en la
profundidad del bosque.
Alma no terminaba de estar de acuerdo en la decisión del
joven así que se tiró del coche de caballos y volvió a esconderse, por suerte
el cochero no había conseguido verla.
Caminó durante dos días más, intrigada y pensativa con el
joven que había conocido en el bosque cuando de repente, llegó a una aldea.
Se quedó parada, esbozó una sonrisa y corrió hacia la
casa más cercana.
Al llegar a la puerta de la casa, llamó, volvió a llamar
pero nadie respondió, así que decidió esperar, seguro que alguien vivía allí.
A media tarde una señora bajita, con pelo gris y una
cesta de mimbre comenzó a acercarse a la puerta.
“Hola” dijo Alma.
“ No te había
visto, ¿quién eres tú? ¿ que hace una chica sola y tan sucia en este lugar?”
“Me llamo Alma, no puedo contarle mucho más, solo
necesito algo de comer”
“Claro que sí bonita, pasa, estás en tu casa…”
Lo primero que hizo la amable señora fue darle comida a la
nueva invitada y ofrecerle un baño. Alma aceptó la comida y se dio un pequeño
baño tras el que se volvió a poner el abrigo de toda clase de pieles para no
ser descubierta.
Una vez que la princesa ya estaba aseada, alimentada y
segura se sentó junto a la señora frente a la chimenea.
La señora, la cual se llamaba Ana, no podía creer que
tuviese a una desconocida en su casa, aun así se mostró totalmente comprensible
con ella y se ofreció a ayudarle dándole alojamiento y trabajo junto a ella en
las cocinas de un palacio cercano.
La princesa accedió y agradeció enormemente la buena
voluntad de la señora y así comenzó su nueva vida.
Todas las mañanas iban juntas a las cocinas de palacio,
Alma estaba aprendiendo mucho.
Cocinaban, servían el almuerzo a los reyes y al príncipe
y se iban a casa tras una dura jornada de trabajo.
Tras muchos meses la princesa ya estaba habituada a las
cocinas y preparada para ser ella la que hiciese la comida a los reyes y al
príncipe.
Se recogió el pelo, se lavo las manos, y sin quitarse el
abrigo de toda clase de pieles comenzó a cocinar la cena.
Ana estaba sorprendida de lo rápido que había aprendido
Alma pero le inquietaba no verle la cara, aun así respeto en todo momento la
decisión de la chica.
Una vez que terminó la comida y Ana la sirvió a los
comensales, Alma se asomó por una rendija de la puerta para ver si les estaba
gustando. Pero…cuál fue su sorpresa al ver al chico del bosque sentado en la
mesa, ¡era un príncipe!
Comenzaron a cruzarse en las cocinas ya que el príncipe
era un poco tragón y le gustaba picar antes del almuerzo.
La princesa no levantaba la cabeza de los fuegos por
miedo a ser descubierta.
Y así pasaban los días.
El día del 18 cumpleaños del príncipe, sus padres
prepararon un baile al que asistirían princesas de todos los reinos cercanos.
El príncipe vestía sus mejores galas y así comenzó el
baile…
Mientras, nuestra querida Alma cocinaba a toda prisa los
entremeses que ofrecerían a los invitados.
Curiosa, Alma se asomó tras las cortinas del salón donde
el príncipe conocía a las muchachas y pensó ¿por qué no?
Corrió hacia las cocinas le dijo a Ana que no se
encontraba bien y que debía salir a tomar un poco el fresco.
Ana se preocupó, le dio una pastilla contra los dolores a
Alma y le permitió la salida.
Alma corrió al baño, guardó la pastilla que le había dado
Ana, se lavó la cara y manos, se peinó, cogió de su maleta el vestido tan
plateado como la luna y corrió hacia el salón del baile.
El príncipe como no podía ser de otra manera debido a su
gran belleza, le pidió un baile.
Bailaron, rieron pero en el momento que el príncipe le
preguntó su nombre la bella desconocida salió corriendo sin mediar palabra.
El príncipe intentó alcanzarla pero no lo consiguió.
Alma volvió al baño, se quitó el vestido, se puso el
abrigo de toda clase de pieles y volvió a la cocina.
“Ya me encuentro mejor” dijo Alma.
“Seré yo la que le haga la sopa al príncipe esta noche”
Ana sonrió, le gustaba la actitud de la muchacha por lo
que aceptó.
Una vez acabado el baile, Alma comenzó a preparar la sopa
para el príncipe.
Éste de repente irrumpió en la cocina, cogió unos pedazos
de pan y se subió a su cuarto.
Alma recordó los amuletos que le había dejado su padre, y
decidió ponerle uno en la sopa al príncipe.
Le puso el trébol para que le diese suerte en el bosque.
Alma entregó la sopa al príncipe y se marchó.
Éste cuando comenzó a beber la sopa vio el bello trébol
hundido en la taza pero no le dio mucha importancia, pensó que había caído en
su taza por accidente.
La sorpresa del príncipe comenzó cuando los hechos se
sucedieron otro día mas. Esta vez tenía en su sopa el colgante de espada
cubierto de rubíes.
Durante horas se sentó en su ventana a pensar en la joven
con la que había bailado y que tendría que ver con los regalos en su taza…
El príncipe esperaba la noche con inquietud e ilusión.
Al tercer día el príncipe pidió a Alma que no se marchase
mientras se tomaba la sopa y ella temblorosa aceptó.
Vio como sorbo tras sorbo sonaba algo en el fondo de la
taza.
En príncipe al llegar al final, sacó una alianza y con
gran cara de asombro se acercó lentamente a Alma.
“Sé que has sido tú.”
“Alma nerviosa agachó la cabeza.”
Entonces el príncipe le quitó la capucha y con los ojos
cerrados la besó.
Al abrirlos vio quien era, la chica con la que había
bailado y que le había dejado prendado por lo que no dudó en pedirle matrimonio.
Ella sin dudarlo,
aceptó.
Al enterarse de la noticia los padres del príncipe se
alegraron mucho de que hubiese encontrado a una chica, fuera princesa o no,
porque ante todo ellos querían la felicidad de su hijo. La sorpresa seria
mayúscula cuando se enterasen de que no es cocinera sino una princesa también.
Llegó el día y la princesa se volvió a poner su vestido
plateado como la luna, estaba radiante.
Encima del vestido se puso el abrigo de su padre de toda
clase de pieles, porque consideraba que así le tendría presente en el baile.
El baile comenzó, la multitud se agolpaba deseosa de
conocer a la que sería la nueva princesa y como era de esperar, no defraudó.
Todos quedaron eclipsados por la belleza de la que iba a
ser su nueva princesa, sobre todo el príncipe que no podía dejar de mirarla
ensimismado.
Bailaron, rieron y comieron, posteriormente el rey
anunció que su príncipe estaba enamorado y que en dos semanas a las 17:00 horas
sería la boda.
Hasta el gran día, Ana ayudó a la princesa a arreglar el
vestido más dorado que el sol que utilizaría para la boda, tal y como se lo
había pedido su padre.
Cuando llegó el día, las cornetas sonaban, el palacio
estaba mas bello que nunca y todos los asistentes felices y nerviosos.
Tanto los Reyes como Ana, la señora que tanto había
ayudado a nuestra princesa lucían sus mejores galas y radiaban felicidad.
Nuestros príncipes, más guapos que nunca salieron al
balcón para saludar a los habitantes del reino y posteriormente se celebró la
boda.
Colorín colorado este cuento se ha acabado.
Edad a la que va dirigida
Este cuento va dirigido a niños y niñas de 8-9 años.
Es una historia sencilla con un vocabulario comprensible
para niños de esa edad.
No se queda incompleta la historia, por lo que los niños
comprenden el final.
Mantiene la intriga desde la huida de la princesa hasta
el encuentro en el salón del palacio con el príncipe.
En el caso del cuento los niños pueden sentirse
identificados con los personajes o querer ser como ellos, en este caso concreto
creo que más las niñas.
Este tipo de cuentos favorece la imaginación de los niños
ya que ellos piensan en como será la princesa, el príncipe, el castillo, etc.
Cambios realizados.
- Uno de los primeros cambios es la muerte de la madre
por la del padre.
El motivo ha sido por darle valor también a la figura de
los padres en la vida de los niños, ya que a veces no se reconoce tanto como la
figura materna.
En la sociedad en la que vivimos sabemos que una madre es
insustituible por el rol que ésta desempeña con los hijos pero debemos ser
conscientes de que el padre no es una persona prescindible tampoco.
Tal y como dice uno de los más destacados sociólogos de
Estados Unidos, el Dr. David Popenoe, “Los padres son mucho más que simplemente
los segundos adultos del hogar. Los padres implicados traen múltiples
beneficios a los niños que ninguna otra persona es capaz de aportar”
Los estudios demuestran una serie de diferencias
cualitativas entre los niños que han crecido con o sin padre. Los niños que se
han beneficiado de la presencia de un padre interesado en su vida académica,
emocional y personal, tienen mayores coeficientes intelectuales y mejor
capacidad lingüística y cognitiva; son más sociables; tienen mayor autocontrol;
sufren menos dificultades de comportamiento en la adolescencia; sacan mejores
notas; son más líderes; tienen la autoestima más elevada; no suelen tener
problemas con drogas o alcohol; desarrollan más empatía y sentimientos de
compasión hacia los demás; y cuando se casan tienen matrimonios más estables.
(Datos extraidos del National Center for Fathering; www.fathers.com).
- También he considerado añadir un animal en el cuento.
Observamos el amor que la protagonista tiene a su perrito y la responsabilidad
que conlleva ya que requieren cuidados.
El convivir con un animal aporta beneficios en el aprendizaje sensitivo-motor y no verbal y el aprendizaje
sobre el ciclo de vida; además está demostrado científicamente, que los niños
que han crecido en compañía de animales tienen menos miedo, desarrollan
sentimientos positivos y de empatía con todos los seres vivos.
- He suprimido el tema del incesto ya que
no lo considero adecuado para niños de esta edad.
Aunque en el cuento que hemos leído
inicialmente este era el motivo de la huida de la princesa yo he preferido
modificarlo por el desequilibrio que le supone a la reina la muerte de su
marido y por la obligación de matrimonio de su nuevo padrastro.
- He modificado los 3 vestidos por dos,
suprimiendo el vestido tan brillante como las estrellas para hacer el cuento
más corto.
Aún así cada uno de los vestidos están en
momentos muy importantes de la princesa como es en su presentación oficial y
pedida en el que usa el color plata y el dorado que usa en la boda como
relación con su vida anterior y sobre todo con su padre.
Al igual he modificado los amuletos,
respetando el anillo ya que es símbolo principal del final de la historia.
- He incluido diálogos para hacer el cuento
más cercano y ameno.
- En el primer momento que la princesa y el
príncipe se encuentran en el bosque e suprimido la información de que los dos
son príncipe y princesa por no mostrar a los niños intereses superficiales que
van mas allá de la persona, considero que con este tipo de historias se conocen
las personas independientemente de si son de la realeza o no.
Además crea intriga por saber quien es el
chico misterioso.
- He mencionado el nombre de los personajes
para crear un trato más cercano con los personajes, para que los identifiquen
fácilmente.
- He querido destacar la libertad de los
padres del príncipe al dejarle a él de manera autónoma tomar su decisión
destacando que ellos siempre quieren lo mejor para él.
- También de añadido el personaje de Ana,
la señora que acoge a la princesa donde podemos ver la ayuda desinteresada que
recibe nuestra protagonista.
Bibliografía y webgrafía
Importancia de la figura paterna en la educación de
los hijos.
Beneficios de los animales en niños
http://plataformasaludsocial.altarriba.org/index.php?option=com_content&view=article&id=49&Itemid=45
Apuntes de Literatura
española, literatura infantil y educación literaria de 3º de Educación Primaria
de la profesora Irune Labajo González
Perfecto.
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